Abril de 2022
Adelanto del libro
STALINISMO, UNA FUERZA SOCIAL Y POLÍTICA CONTRARREVOLUCIONARIA:
ESPAÑA 1936 Y HUNGRÍA 1956
Benito Toribio Morales *
PRESENTACIÓN:
Desde la Editorial Rudolph Klement presentamos este libro que contiene los ensayos políticos “Las Brigadas Internacionales de Stalin contra la Revolución” y “La Revolución húngara de 1956. La revolución obrera contra la burocracia stalinista que predijo Trotsky”. Estos dos textos fueron escritos por Benito Toribio Morales en el marco del 85° aniversario del comienzo de la revolución y guerra civil española y del 65° aniversario de la revolución húngara respectivamente.
Esta obra trata de la revolución y la contrarrevolución. Lo que ambas revoluciones, la española de 1936 y la húngara de 1956, tienen en común es que el protagonista es la clase obrera y que el stalinismo se situó en la trinchera opuesta, en la de la contrarrevolución.
Leyendo este libro el lector podrá comprender que el stalinismo representa la contrarrevolución en dos sistemas políticos distintos: uno en el capitalista, como el del estado español en los años 30, y otro en un estado obrero burocráticamente degenerado, como el húngaro en los años 50. El objetivo contrarrevolucionario del stalinismo era acabar con dos revoluciones ejemplares, una social, la de los comités revolucionarios del estado español en la guerra civil, y otra política, la de los consejos obreros de Hungría. Como se explica en los dos textos que componen esta obra, el stalinismo utilizó vilmente para sus objetivos, en el primer caso, a los obreros honestos de las Brigadas Internacionales en la España de la guerra civil, y en el caso húngaro al otrora heroico Ejército Rojo como elementos contrarrevolucionarios. En ambos casos, tanto las Brigadas Internacionales de Stalin, como el Ejército Rojo de Kruschov, estaban dirigidos por la casta burocrática stalinista, en la que jugaba un destacado papel su policía secreta, la NKVD (antigua GPU y futura KGB). La burocracia stalinista usó las Brigadas internacionales en el 36 y el Ejército Rojo invasor en el 56 como dos fuerzas militares al servicio de un objetivo político que fue contrarrevolucionario.
El stalinismo, como agente del imperialismo y del orden burgués que es, es sinónimo de contrarrevolución y un caballo de Troya contra la clase obrera mundial. Por eso la historiografía afín al stalinismo ha ocultado conscientemente la existencia de las revoluciones obreras española y húngara, tal y como también hacen los historiadores burgueses.
La ocultación consciente de la revolución española al inicio de la guerra civil se hizo en favor de la política de Frente popular, de republicano-burgueses y stalinistas, que intentaba reconstruir el estado burgués que la revolución nacida como contestación al golpe militar-fascista había hecho añicos. En el caso húngaro una campaña de intoxicación del imperialismo y del stalinismo ocultó que los obreros luchaban por que las fábricas perteneciesen al proletariado y por una democracia obrera en la gran revolución política húngara contra la burocracia stalinista. Así quisieron atar a la clase obrera internacional a los planes de coexistencia pacífica del imperialismo y la burocracia usurpadora de las conquistas de la revolución de octubre.
Tras las armas de Stalin a la República española y sus Brigadas internacionales y tras los tanques del Kremlin ocupando el Este europeo vino la contrarrevolución, no la revolución de los herederos de octubre de 1917, la gran mayoría de los cuales ya habían sido asesinados por sicarios stalinistas o fusilados tras los juicios-farsas de Moscú.
El papel del stalinismo internacional fue impedir la extensión de la revolución. Y a esa política se plegó el resto de la izquierda reformista, incluidos, por un lado, los ex-trotskistas poumistas en la revolución española, que entraron en el Frente Popular y en el gobierno burgués en Catalunya, y, por otro, en los años 50 los ex-trotskistas pablistas-mandelistas, que metieron a su militancia en los Partidos “comunistas” de Stalin y dijeron que no había que apoyar a la revolución húngara porque se hacía el juego al capitalismo.
En los años 30 tan solo los bolcheviques-leninista (trotskistas), partidarios de la IV Internacional, no capitularon a la contrarrevolución stalinista en el estado español. Y en el 56 tan solo los trotskistas principistas mantuvieron una posición de clase e internacionalista junto a los obreros de la Hungría ocupada por los tanques del Kremlin.
En este libro se plasman todas estas lecciones del trotskismo contra el stalinismo que adquieren una enorme actualidad.
El stalinismo fue el colaborador necesario para rescatar al capitalismo mundial e impedir que las revoluciones obreras se extendieran internacionalmente. Su rol fue contrarrevolucionario social y políticamente. Fue una fuerza socialmente contrarrevolucionaria como agente dentro de una revolución social como la española dentro del campo republicano, como representante de la aristocracia obrera. Y fue una fuerza políticamente contrarrevolucionaria en la Revolución política húngara, como partido político nacional e internacional en el poder en los estados obreros, como el húngaro y el ruso, deformados por la burocracia stalinista.
El stalinismo continuó durante décadas traicionando la revolución internacional, y sigue a día de hoy, siendo una pieza clave para que se mantenga en pie el capitalismo. Hoy, cuando las burocracias stalinistas ya han entregado los ex estados obreros al capitalismo mundial tras 1989, la fuerza política y social que son los Partidos “comunistas” (stalinistas) devinieron en verdaderas fuerzas burguesas que administran y garantizan la restauración capitalista y los negocios de la burguesía en gobiernos contrarrevolucionarios, como en China, Vietnam, Cuba...
En los países donde nunca hubo estados obreros degenerados, el stalinismo también cumple un rol: es hoy una fuerza política y social contrarrevolucionaria que la burguesía mundial ha preservado para actuar como policía interna en la dirección de los sindicatos. El rol contrarrevolucionario del stalinismo, como enemigos de la revolución social, se ve a las claras en cualquier acontecimiento mundial. Dos botones de muestra son Siria y Ucrania.
Todo lo que pasó en el 36 en España y en el 56 en Hungría en dos heroicas revoluciones aterrorizó hasta el extremo a la pérfida burocracia stalinista que temía perder sus privilegios. Por eso tuvo que emplearse a fondo para acabar con dichas revoluciones.
Los revolucionarios trotskistas no lo olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos: sabemos que entre la revolución y el stalinismo hay un río de sangre.
Benito Toribio Morales *
(*) Benito Toribio Morales, militante trotskista de Madrid, miembro de la dirección internacional de la FLTI (Colectivo por la Refundación de la IV Internacional), del Comité redactor del periódico Organizador Obrero Internacional y de Democracia Obrera - Estado español. Compagina su trayectoria militante en el movimiento trotskista y en los movimientos sociales con su producción intelectual escrita, como parte inseparable de su militancia trotskista.
A parte de otros ensayos y artículos en colaboración con otros compañeros en el Estado español y en Latino América, que se pueden leer en www.flti-ci.org, Benito Toribio Morales es también el autor de la obra "Lecciones de la revolución española", que publicó la Editorial Rudolph Klement en 2020.
ÍNDICE:
Parte I:
"LAS BRIGADAS INTERNACIONALES DE STALIN
CONTRA LA REVOLUCIÓN"
- Dedicatoria
- Introducción
- La traición de Stalin, el Frente Popular y el PCE
- El ejército internacional del Frente Popular
- Andre Marty, el “carnicero de Albacete”
- Las Brigadas Internacionales en la Batalla de Madrid: una manipulación propagandística del stalinismo
- En las Batallas de Teruel, Lopera y el Jarama: represión interna, desencanto con el stalinismo y deserciones
- Decadencia de las Brigadas Internacionales y su “repoblación” con españoles
- Implicación de las Brigadas Internacionales en la represión de los Hechos de mayo y el asesinato de Andreu Nin
- Interbrigadistas, como espías del SIM, agentes de la NKVD y chequistas, contra el POUM y el SBLE trotskista
- Batalla de Huesca y la desarticulación del Consejo de Aragón con participación de las Brigadas Internacionales
- Brunete y Belchite, el colapso de las Brigadas Internacionales
- Frentes de Aragón y el Levante mientras la infiltración del stalinismo en el estado se hacía hegemónica
- La repentina retirada de las Brigadas Internacionales en plena Batalla del Ebro
- Las Brigadas Internacionales como apéndice del Estado policial stalinista: Checas del Castillo de Castelldefels y de Horta
- Tras la Guerra civil: Interbrigadistas stalinistas aliados de Hitler (tras Pacto Molotov-Ribbentrop, 1939-41) y luego a disposición de EEUU (tras Pearl Harbor, 1941-45)
- Stalin pagó a traidores: Interbrigadistas en gobiernos y policías tras la Guerra civil y la Segunda guerra mundial
- ANEXO: Brigadas, nombres de sus Batallones, procedencia y fecha de su formación
Parte II:
"LA REVOLUCIÓN HÚNGARA DE 1956. LA REVOLUCIÓN OBRERA CONTRA LA BUROCRACIA STALINISTA QUE PREDIJO TROTSKY"
- ¿Qué es una revolución política según Trotsky?
- Tras la II Guerra Mundial: Estados obreros nacidos burocráticamente deformados en la Europa del Este
- Un bloque del Este tutelado y explotado desde los burócratas stalinistas del Kremlin
- 1953-1956: El stalinismo sin Stalin contra el ímpetu revolucionario. Antecedentes de la Revolución húngara
- Una imponente revolución política clásica en Hungría que aterrorizó a la burocracia stalinista
- Los tanques de la burocracia stalinista trajeron la contrarrevolución
- Los revolucionarios no querían volver al capitalismo. El imperialismo estaba de parte del stalinismo
- Contra la ocultación del carácter obrero y socialista de la revolución húngara: El Consejo Obrero Central del Gran Budapest
- Faltó el partido revolucionario para tomar el poder y acabar con la situación de doble poder |